Municipalistas recomiendan al presidente mantener las elecciones municipales y presidenciales separadas.
Santo Domingo. En su propuesta de reforma, el excelentísimo señor presidente de la República Luis Rodolfo Abinader Corona ha incluido la unificación de las elecciones presidenciales, congresuales y municipales, argumentando que esa medida permitiría una mejor administración del tiempo y los recursos asignados a los comicios, evitando la duplicación del gasto y de esfuerzos logísticos que generan el montaje de varias elecciones en fechas diferentes. Con todo el respeto y consideración que nos merece el excelentísimo señor presidente, así como sus propuestas de reformas, los abajo firmantes, intelectuales, académicos, técnicos, y activistas sociales, dedicados por más de 30 años a los temas municipales, creemos que esa acción sería un error y constituiría un retroceso democrático. Sobre todo, del principio de la autonomía que debe primar en las elecciones de las autoridades locales, que representan uno de los dos niveles de gobiernos que priman en nuestra Constitución.
Durante la crisis política de 1994, provocada por el fraude electoral contra Peña Gómez, se hicieron algunas modificaciones constitucionales, una de ellas fue la separación de las elecciones municipales de las presidenciales. Esa reforma fue una exigencia de ese líder, como expresión de su vocación reformadora y modernizadora del Estado y de su visión sobre la importancia del poder local para el desarrollo, la gestión descentralizada y la democracia.
La unificación de las elecciones municipales con las presidenciales en la Constitución del 2010 fue un acto de contrarreforma. Ratificarla en la de este 2024 sería un error funesto, una decisión que constituiría una negación de las mejores conquistas de los sectores progresistas del entonces PRD. Creemos que un tema clave de la política como el de las elecciones no debe ser enfocado en una perspectiva en la que los argumentos técnicos, económicos y procedimentales priman sobre los de carácter político.
Las elecciones son costosas porque los partidos políticos violan los calendarios electorales que, además, son innecesariamente largos. En algunos países de la región las campañas electorales son de menos de 40 días. En Francia, recientemente, la campaña fue de tres semanas. Mientras más largas son las campañas, mayores son los gastos y con mayor fuerza se expresa la desigualdad en cuanto a la disponibilidad de recursos, más se afectan los partidos pequeños y más se invisibiliza el rol de los gobiernos locales.
Unificar las referidas elecciones, limitaría la promoción de la participación y la representación que constituyen un momento de pedagogía política y cívica en el territorio. Por lo anterior, consideramos que la unificación de las elecciones:
- Impediría un profundo y detallado debate de los temas de carácter local, aquellos que impactan directamente en la cotidianidad de la gente.
- No contribuirá a una mayor participación de la población en las elecciones de nivel municipal.
- Limitaría la discusión de los temas de carácter local, además de los esfuerzos de descentralización para hacer más eficiente y democrático el Estado.
Puesto que las elecciones presidenciales concitan mayor interés que las demás, los candidatos de las elecciones del nivel municipal estarían inmersos en la vorágine de la precampaña del candidato presidencial de su preferencia, limitando el tiempo de calidad que deberían dedicar a sus propuestas de gobierno local.
En los sistemas electorales de la casi universalidad de países, las elecciones son separadas, incluso en muchos de Europa que tienen elecciones generales, congresuales, regionales o provinciales y hasta comunitarias, se separan porque todas tienen un particular significado. A eso deberíamos apostar.
Por todas las razones expuestas, exhortamos al señor presidente Luis Abinader, a los senadores y diputados y a los líderes de los partidos políticos, a mantener la conquista de la separación de las elecciones presidenciales y municipales como estaba consignada en la Constitución de 1994, estableciendo que la separación sea con intervalo de dos años. De esa manera, las elecciones de medio término permitirán calibrar el desempeño de los gobiernos nacionales surgidos en las elecciones generales, lo que, en gran medida, válida o no esos gobiernos y, al hacerlo, se hace un ejercicio de fortalecimiento de la democracia, que es el fin supremo de toda reforma política.
Firman:
- César Pérez (Sociólogo).
- Luis Scheker Ortiz (abogado)
- Bernardo Matías (Antropólogo)
- Guadalupe Valdez (Economista)
- Francisco Checo (Economista)
- Domingo Matías (Sociólogo)
- Pedro Hernández (Planificador social)
- Juan Castillo (Abogado)
- Marcos Martínez (Arquitecto)
- Eric Mercedes (Ingeniero)
- María Sued Olivo (abogada)
- José Luis Vásquez Miliano (arquitecto)
- Juan Elvin Figueroa (Economista)
- Horacio Medrano (Abogado)
- Nicolás Cruz Tineo (Economista)
- Martha González Pons (Arquitecta)
- Jan López (Sociólogo)
- Nelly Chalas Velázquez (Economista)
- Pablo Vicente (Abogado)
- Nayely Germoso (Geógrafa)
- Oneida Feliz (Abogada)
- Radamés Castillo Mesa (Ingeniero)
- Carlos Arias (Animador sociocultural)
- Darío Solano (Gestor cultural)
- Natanael Disla (Investigador social)
- Mildred Dolores Mata (Trabajadora social)
- Santiago Álvarez (Gestor cultural)
- Felipe Orozco (Gestor cultural)
- Alfredo Matías (Activista social)
- Augusto Valdivia (Periodista)
- Genrry González (Politólogo)
- Jacobo Reyes (Activista social)
- Carmen Pérez (Gestora cultural)
- Ricardo González Camacho (Comunicador)
- Andrés Amaury Bellos (Gestor cultural)
- Luis Córdoba (Politólogo)
- Demetrio Holguín (Administrador empresa)
- Manuel Benítez (Ing. Agrónomo)
- Manuel Heredia (Gestor cultural)
- Franklin Santos (Mercadólogo)
- Argentina Gutiérrez (Gestora cultural)
- Fidelina de la Rosa Hidalgo (Socióloga)
- Manuel Salazar (economista)
- Máximo Román Batista (Gestor cultural).