Por Perla Tamares para Ciudad Alternativa
Cientos de familias viven en condiciones de insalubridad, situación que se agrava por la ausencia de servicios por parte del gobierno local
Santo Domingo. – Los moradores del sector Los Platanitos, en Los Guarícanos, sumado a vivir en condiciones de pobreza, tienen que soportar la basura y la contaminación que arrastran las aguas pútridas de la cañada llamada de la misma manera que la comunidad, además de encontrarse en permanente riesgo de inundaciones y de contraer enfermedades infecciosas, respiratorias y cutáneas debido a la gran contaminación del entorno.
Según la Constitución del 2010, “República Dominicana es un Estado Social y Democrático de Derecho”, en donde los poderes públicos asumen la función de garante de derechos económicos y sociales, mediante el acceso a servicios públicos como herramientas para alcanzar la justicia social (art. 7 de La Constitución). Por ello los gobiernos locales comparten con el gobierno central la responsabilidad de generar las condiciones que hagan posible la igualdad de derechos para todos y todas.
Las competencias de los gobiernos locales se definen como las propias de los ayuntamientos, atribuidas por la Ley 176-06 del Distrito Nacional y los municipios. En el artículo 20 se recogen los servicios que de carácter obligatorio deben de prestar los ayuntamientos, entre los que se encuentran: cementerios y servicios fúnebres, reconstrucción y mantenimiento de calles, parques y bibliotecas públicas, recolección, tratamiento y disposición final de los desechos sólidos urbanos y rurales, acceso vial a los núcleos de población, protección del medio ambiente, planeamiento urbano y servicios sociales básicos, entre otros.
Estas competencias potencializan el desarrollo de los municipios y contribuyen a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas. No obstante, el incumplimiento de estas obligaciones, por parte de los gobiernos locales, se manifiesta de manera negativa en el desarrollo de los municipios y por ende en la vida de los munícipes, afectando con mayor impacto a las comunidades más pobres, como la de Los Platanitos y de esta manera profundizando aún más la brecha de pobreza y desigualdad que existe entre los dominicanos y dominicanas.
Los platanitos, una comunidad abandonada entre las heces fecales
La ausencia de los servicios por parte del ayuntamiento competente se manifiesta en el diario vivir de los moradores y moradoras de Los Platanitos, donde las familias, olvidadas durante años por los gobiernos centrales y locales, día a día, se ven sumergidas en un hábitat insalubre para la vida. Leopoldina Méndez es un ejemplo de la “vida” de la gente en esta zona.
Entre pestilencia, la basura y las aguas negras de la cañada emerge la humilde vivienda de Leopoldina, mejor conocida como Sonia, quién por más de 25 años ha vivido en esta comunidad abandonada y olvidada por las autoridades estatales. Aquí Sonia, igual que sus vecinos, ha tenido que acostumbrarse a vivir entre los desechos y las heces fecales, pues la falta de un sistema sanitario ha causado que la extensa cañada funcione como séptico de la comunidad.
Méndez, recuerda que llegó a la barriada en los 90’s y afirma que la situación de la comunidad desde ese entonces es inhumana y que empeora al transcurrir los años, “yo me acostumbré ya a caminar entre la basura y el agua sucia, siempre ha sido así uno se acostumbra”, comenta con cierta tranquilidad.
Leopoldina, igual que muchas madres en esta zona, crió a sus hijos con los ingresos que ganaba mediante el trabajo doméstico. Su estado de salud actual le impide trabajar y vive de la ayuda que le brinda uno de sus hijos. “Mis hijos se parten el lomo en el mercado y ahí no se gana mucho, aquí la mayoría trabajan en el Mercado Nuevo de Villa Mella, es el único sitio donde puede trabajar la gente que como nosotros no terminó la escuela”, comenta.
Comunidad insalubre
Pese a que el literal f del artículo 19 de la ley 176-07 atribuye como una competencia propia de los ayuntamientos, normar y gestionar la protección de la higiene y la salubridad pública para garantizar el saneamiento ambiental, en esta zona cientos de familia viven en medio aguas residuales y basura, las viviendas, en su mayoría a medio construir o divididas entre dos y tres hogares, parecieran ser devoradas por el terreno fangoso y hediondo. Aquí la vida es insalubre e insegura y los moradores aseguran que empeora al transcurrir de los años.
La casa de Méndez hace evidencia su pobreza. No tiene servicio de agua potable ni energía eléctrica, la cocina, la habitación y la sala son un todo, su baño ubicado en un rincón del cuarto, es un hueco improvisado en el suelo y su lugar de descanso es un deteriorado colchón que posa sobre cuatro piezas de block. Pese a todo esto dice sentirse agradecida: “le doy gracias a Dios porque al menos tengo un techo y me siento hasta privilegiada pues mis vecinos que no tienen baño pueden contar con el mío”. Resalta con cierto orgullo evidenciando un estado de naturalización de la pobreza.
Hoy en día hemos asumido una definición de pobreza como carencia de lo necesario para vivir. Se ha establecido como responsabilidad individual, endosándole así la responsabilidad (culpabilizando) a la persona que la vive y no se plantea como producto de la desigualdad social, causada por la mala distribución de la riqueza y fomentada desde los propios gobiernos y grupos empresariales con poder.
Leopoldina explica que cada vez que llueve la basura y el agua se cuelan en su casa y que solo le queda esperar a que la lluvia cese rápido para que la cañada no se rebose. “Yo le pongo una esponja a la puerta para que detenga el agua, pero cuando llueve mucho es peor ya que toda la basura del sector corre por la cañada y se acumula en la puerta y tratar de limpiarla es inútil”, asegura.
Además, el único acceso de gran parte de las familias de la zona hacia sus hogares es atravesando por el medio de la cañada, pues no hay otra vía. Por ello, en días lluviosos resulta prácticamente imposible entran o salir de sus viviendas.
La cañada de Los platanitos es a cielo abierto, Méndez comenta que el mal olor y los mosquitos la atormentan a todas horas. “Cómo no enfermarse, si aquí ni aire se respira y los mosquitos están por todas partes, poco nos enfermamos aquí con tanta contaminación que hay”, dice, minimizando las yagas oscuras que cubren toda su pierna derecha.
Abandono de las autoridades
A pesar de que el saneamiento ambiental se contempla como una de las responsabilidades propias de los ayuntamientos, la cañada de Los Platanitos no ha sido intervenida en los últimos 35 años. La comunidad tampoco recibe servicio de recolección de residuos sólidos.
Según datos del Observatorio de Derecho a la Ciudad, de Ciudad Alternativa, el Ayuntamiento de Santo Domingo Norte (ASDN) en el 2015 ejecuto un presupuesto de 32.4% superior al asignado para los servicios municipales, cuyo tope máximo por ley es de 31%. De este monto, el 50% fue programado para la recolección de residuos sólidos, sin embargo, la situación de esta comunidad evidencia las fallas en el sistema, pues el servicio no ha sido pensado para zonas de difícil acceso. El gobierno central tampoco ha intervenido en más de tres décadas para mejorar las condiciones de vida de los residentes de esta zona.
La ley 176-07 por la cual se rigen los ayuntamientos, no define estatutos que fijen el modelo de ejecución para la recolección de los residuos, ante esto los ayuntamientos han asumido la modalidad de recolección puerta a puerta, patrón que resulta ineficiente para las zonas periurbanas. Lo que evidencia un vacío en la ley, pues no hay una normativa que rija cómo será la recolección, especialmente en las zonas periféricas.
El pasado mes de febrero, el Presidente Danilo Medina en una de sus “visitas sorpresa” dispuso el saneamiento de la cañada y la reparación de casas en mal estado, medida que provocó alegría en algunos y escepticismo en otros de los moradores. “Yo no critico a los políticos, pero han demostrado que se han olvidado de nosotros y las promesas solo son eso, promesas”, expresa Méndez con indignación.
Pese a la pobreza en que se encuentra, esta mujer pone sus esperanzas en que algún día el Estado dominicano pueda condolerse de esta comunidad, “yo espero que el presidente ponga un granito de arena por el barrio, que el gobierno nos ayude y nosotros hacemos el resto”, asegura la mujer.
Méndez es solo el ejemplo que refleja las condiciones en que viven las familias de ésta barriada, en donde la mala condición de las viviendas, la falta de servicios sanitarios y la carencia de agua potable hacen que la situación de insalubridad empeore, potenciando aún más las desigualdades y las condiciones de pobreza que imperan en el país. Situaciones como estas muestran la necesidad de crear políticas públicas que disminuyan y posteriormente cierren las brechas de desigualdades que existen en República Dominicana.