Santo Domingo.- Causa un cierto júbilo que el Estado, tras más de dos años de insistencia por parte la Campaña CASAYA y el colectivo Foro Ciudadano, se avoque a definir una metodología única para la medición del déficit habitacional. Y que ésta sirva de guía para la planificación e implementación de una política habitacional seria y responsable. Sin embargo, el reciente anuncio del ministro Isidoro Santanasobre la creación de una comisión técnica para la discusión del déficit, parece proponer solucionar la problemática habitacional eliminando indicadores. Es decir, reducir las cifras del déficit actual mediante la eliminación de elementos propios de la vivienda, como servicios básicos, y no mediante una inversión de calidad en la sectorial.
Consideramos que no tiene sentido llegar a un consenso metodológico en torno al déficit, a costa de la amputación del concepto de vivienda digna.
De igual forma, manifestamos nuestra sorpresa ante el anuncio de que se han invitado a las organizaciones sociales a ese espacio técnico. Pues ninguna de las más de 50 organizaciones que componen la campaña CasaYA ha sido invitada al citado espacio.
Esto llama la atención dado que en los últimos dos años, hemos venido impulsando la necesidad de homologar la contradicción que existe a lo interno del propio gobierno, que se ha permitido contar con una definición emanada de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), institución oficial para la producción de estadísticas y otra por la Unidad de Análisis Económico y Social (UAES) dentro del Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo (MEPYD), a la cual no se le conocen atribuciones oficiales para producir estadísticas y que, por el contrario, duplica acciones realizadas por la ONE.
El ministro hace referencia a la molestia que causa la difusión del problema del déficit habitacional en el país más por el daño que pueda causar al turismo y no por la preocupación del bienestar de los que viven todos los días en la incertidumbre de que su propio hogar se convierta en su verdugo. Sin tomar en cuenta la pobreza que persiste en municipios que han sido punta de lanza del turismo.
De igual forma, expresa, y citamos: “lo que ocurre con algunas cifras es que se incluyen como déficit habitacional lo que en realidad es déficit del servicio de agua potable, que es un problema diferente y requiere un tratamiento diferente”. Pero, hemos de preguntar ¿concibe alguien como “completa” una vivienda que no tenga agua potable dentro? ¿Se puede considerar que un hogar sin agua está en perfecto estado? Si seguimos la sugerencia del ministro de excluir por ejemplo el déficit de agua potable del déficit habitacional, entonces, ¿ya se reduciría el problema? ¿Se convertirían en dignas o adecuadas las viviendas sin agua simplemente por sacar el indicador del concepto de déficit? ¿No nos encontraríamos simplemente ante una vivienda que tiene el mismo problema, pero llamándolo de otro nombre?
Reducir los componentes integrados en la metodología de medición del déficit de la ONE, implicaría contradecir la constitución dominicana que establece en su artículo 59: “Toda persona tiene derecho a una vivienda digna con servicios básicos esenciales.”
La declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 25.1 plantea que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda…”. El artículo 11 del Pacto Internacional de Derecho Económicos, Sociales y Culturales esboza que: “Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida adecuado para sí misma y para su familia, incluyendo alimentación, vestido y vivienda adecuados y una mejora continuada de las condiciones de existencia…”.
Una vivienda adecuada, según los acuerdos de los que como país somos signatarios, implica: la seguridad de la tenencia, disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura. Lo que significa que la vivienda no es adecuada si sus ocupantes no tienen agua potable, instalaciones sanitarias adecuadas, energía para la cocción, la calefacción y el alumbrado, y conservación de alimentos o eliminación de residuos. Entre otros tantos elementos que si se decidiera incluir en el concepto de déficit habitacional arrojaría aún más luz sobre el nivel de desatención del acto de habitar en nuestro país.
Aún más, el Estado Dominicano se ha comprometido con el objetivo 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que establece en su primera meta que: “de aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales”. Eso además de promover en el ODS 6 la meta de agua y saneamiento para todos y todas. Por tanto, lo que resulta incongruente es querer resolver un problema tan grueso como las falencias presentes en el parque habitacional con el fraccionamiento de un indicador, en un país que no ha sido capaz de garantizar viviendas adecuadas.
Cambiar los componentes del déficit, no cambiará la realidad de alrededor de 7 millones de personas que tienen alguna falencia en sus viviendas, de acuerdo a lo que se define como vivienda digna. Entonces, como colectivo cuestionamos ¿cómo es que el ministro habla de irracionalidad en los datos si en el propio SISDOM se plantea que el 87.8% de las viviendas en 2015 necesitaban alguna reparación?
Desde Foro Ciudadano, hemos producido investigaciones basadas en el análisis de encuestas producidas por el gobierno. Investigaciones cargadas, no de buena intención, sino de respeto a la rigurosidad de pasos que marcan las ciencias sociales y que superan “la percepción”, el sentido común y los pareceres particulares de viajantes que caminan “campos, pueblos y ciudades”.
Consideramos que el peor servicio que le podemos hacer a nuestro país es el de ocultar o minimizar indicadores por temor a la merma del turismo. La intención de nuestras investigaciones es aportar el conocimiento necesario para que las políticas públicas partan de un diagnóstico suficientemente amplio que permitan establecer planes de largo plazo y priorizar.
Así como cambiar el diagnóstico no sanará al enfermo, fragmentar el concepto de déficit para que se reduzca el problema no cambiará la realidad habitacional del país. El 88% de las viviendas seguirá necesitando
Esperamos que el afán de mostrar un bienestar inexistente no nos lleve a crear a vapor una metodología que ignore la realidad y vicie la producción de una política. Pues la fiebre seguirá en el paciente, no importa cuántas veces cambiemos las sábanas.
Porque siempre pasará, así como en el cuento: cuando desperté, el déficit todavía estaba allí y República Dominicana seguía siendo un paraíso para pocos.