Un kilómetro de avenida construida sobre el desarraigo

Un kilómetro de avenida construida sobre el desarraigo

¿Qué estamos inaugurando?

Todavía recordamos la fiesta de aquel 27 de febrero del año 2017, cuando Danilo Medina anunció con gran emoción el “proyecto de transformación urbana integral de Domingo Savio, que comprende los barrios de La Ciénaga y Los Guandules, del Distrito Nacional”. Una “transformación integral” que convirtió en pesadilla los sueños de una parte importante de la población del barrio, cuando un año después se declaró la imposibilidad de construir viviendas en la zona.

Hoy el nuevo gobierno se apresta a inaugurar 1km de carretera de un proyecto inicial que contemplaba 4.2km y que se ha reducido a 3km. Recordemos que el proyecto prometía en su Fase 1: liberar margen del río en condición de alto riesgo, crear Avenida Paseo del Río, conectar Paseo del Río con estaciones de Metro y Teleférico, generar parque fluvial, intervención y construcción del nuevo mercado de Los Guandules, crear equipamientos de educación, crear rutas de evacuación y crear circuito de OMSA.

De todas esas promesas escritas en el proyecto, apenas se ha “liberado” una parte del margen del río en condición de alto riesgo, con una política que no ha hecho más que trasladar el déficit habitacional hacia otros lugares de riesgo que es lo que la gente puede pagar con la “solución” que ha dado el gobierno: tanto en el pasado como en el “cambio”. Y hoy se pretende hacer un acto protocolar entregando una avenida que no lleva a ningún sitio y que representa menos de un 33% de lo planificado.

La Fase 2, que plantea implantación de vías internas secundarias y adecuación de callejones y escalinatas no presenta indicios de implementación y mucho menos la fase 3 que estipulaba tratamiento completo de callejones y escalinatas y llevar nuevas redes de infraestructura urbana a cada hogar.

¿Domingo Savio para quién?

“Emocionalmente eso es lo que más yo estoy pensando, eso es lo que me está haciendo un poco más de daño, me va afectar muchísimo, no es lo mismo yo salir y decirle a ella que son mis vecinas, mírenme a las niñas, a la más pequeña que está para la escuela porque yo tengo que irme de servicio o miren no tengo lo del pasaje, como lo he hecho con muchas veces, el pasaje, a los mismos chicos, a los jóvenes de aquí, me dicen tía, niños grandes ya”.

El proyecto se ha realizado sin la participación de la comunidad, no únicamente durante la fase de diseño urbano y arquitectónico, sino también durante la ejecución, ya que las y los moradores de Domingo Savio todavía no conocen el proyecto en su totalidad. Al no haber involucrado a la comunidad en el proceso se corre el riesgo de que no realicen un mantenimiento adecuado, lo que puede provocar el deterioro de la infraestructura construida una vez finalizado el proyecto.

La intervención urbana está generando además un impacto negativo en la infraestructura pública y los servicios básicos. Al ser una comunidad en proceso de desalojo las instituciones responsables no le están dando un mantenimiento adecuado, por lo que existen deficiencias en el abastecimiento del agua potable, el saneamiento y la energía eléctrica, teniendo suspensiones del servicio eléctrico durante días. Este deterioro se está viendo potenciado por la rotura de las tuberías debido al derribo de viviendas y locales comerciales sin tener en cuenta la infraestructura debajo de ellas, dejando a varias familias sin abastecimiento de agua potable. El derribo de las viviendas está también aumentando el riesgo de desastres por la exposición de otras viviendas cercanas a la caída de objetos y el derrumbe del terreno.

La economía de la comunidad se ha visto también muy afectada. Negocios que viven de una clientela fija han visto disminuir sus ventas al reducir la población y varios de ellos han sido víctimas de robo al estar situados en lugares solitarios tras el desalojo. Además, muchos comerciantes han paralizado sus inversiones en el negocio al no tener la seguridad de que no van a ser desalojados, incluso después de haber pedido un préstamo para ello, lo que está disminuyendo su capacidad de pago.

Diseñado sin comprender la relación de las y los habitantes con el estado físico donde habitan y las soluciones no tomaron en cuenta el arraigo de la comunidad, sus medios de vida, ni mucho menos su reproducción. Expulsando familias mediante una solución centrada en una indemnización económica, por demás insuficiente que no ha sido capaz de asegurar la reubicación y que siendo el barrio su casa, no disfrutarán “las bondades” que pudiera traer el proyecto una vez culminado.

Tito, Irene, Rufina, Cándida, María Altagracia, Mireya, Bélgica, representan las vidas truncadas, tratamientos de personas con discapacidad interrumpidos, carreras universitarias afectadas, dolor y llanto de personas envejecientes que tuvieron que dejar atrás el barrio que ayudaron a construir. Son el vivo relato de personas que vieron destruido su tejido social y que cargan con el dolor de haber dejado atrás una vida construida desde cero.

“Claro, si yo salgo en ayuna ahí yo tengo muchas amistades aquí tiene un guineo sancochado y me lo voy a comer con todo el gusto y con confianza donde en otro lado no la voy a tener por eso”.
¿Ha cambiado con el cambio el trato a la gente?

“Cuando me dijo, señora Irene usted tiene que firmar porque esas son rebeliones la que usted está haciendo, usted está violando la ley, y yo digo yo no puedo estar violando lo mío, entonces me dijo, usted tiene aquí 378, digo yo ajá y ¿por qué? ¿por qué no dice que son 400, por qué tuvo que rebajarle más? ¿lo encontró mucho?, dice, no, porque eso son rebeldía”.

Desde que inició el proceso de desalojo, el método de negociación ha sido individual, sin asesoría legal y sin permitir que la gente tenga algún tipo de acompañamiento. Esto representa una clara violación del Derecho a la Vivienda Digna establecido en los tratados internacionales.
¿Y eso ha cambiado? Según un levantamiento realizado por Ciudad Alternativa a finales de mayo y principios de junio de 2021, un 80% de las familias encuestadas que quedan por desalojar en la Ciénaga no se encuentran satisfechas con el monto ofrecido. Las razones más comunes por las que las personas rechazaron el monto se deben a que el dinero ofrecido no les da para obtener una casa. De las personas encuestadas que llegaron a tener alguna reunión con URBE, un 78.57% se sintió presionada para firmar algún documento. Esto se debe a la intimidación generada durante el momento de negociación, en muchos casos con presencia militar. Muchas familias comentan que han sido amenazadas con el derrumbe de sus viviendas sin una alternativa si no aceptan lo que se les ofrece, “es eso, o nada”.

Por todo esto, no entendemos la inauguración de una obra urbanística inacabada que oculta el estado de miedo, incertidumbre e inseguridad en el que se encuentran las familias de la Ciénaga y los Guandules. Que deja en el olvido las violaciones de derechos humanos durante el proceso y el estrés emocional que está causando problemas en la salud física y mental y que el asfalto nunca va a poder borrar.

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